Fic finalista del 1r Concurso de Fics Dioses Koreanos
Para Soraessence
Esto sólo me puede pasar a mí, no es posible que nadie tenga más mala suerte. Cuando consigo el trabajo soñado en el país soñado… va y tengo un jefe pervertido, y por si eso no fuera poco, en mi afán por huir de él y sus tentáculos asquerosos me he caído en un charco.
Lo peor ha sido aguantar la mirada de la zorra estirada a la que le he comprado la ropa… porque con la rasca que hace a ver quién es la guapa que se tira dos horas toda mojada para llegar a casa… qué asco de día, ¿qué más me puede pasar? Al menos en los baños de la última planta nunca entra nadie, así que ni me preocupo de echar el pestillo, total por aquí ni Cristo viene.
- Pero.. ¿qué?- de repente, cuando me he quedado en sujetador, se ha abierto la puerta, entrando como un torbellino un chico.
- Shhh- yo lo miró con los ojos muy, muy, muy abiertos, sin saber si tirarme encima de él o darle de ostias… o cubrirme, porque a él los ojos se le han ido a un lugar que no debería irse… “Ehh, oye, que mi cara está un poco más arriba”
- Estoy segura que ha entrado aquí- “Oh mierda, las putas locas de los cojones” le hago señas a mi morenazo ojos de gato, para que se suba a la tapa del inodoro… a lo que llega un idol con tal de escapar de sus locas fanas, y me pongo a cantar en español para que sepan que hay una persona y que es extranjera- Aquí sólo hay una extranjera, te dije que por aquí no estaría, vamos.
Le escucho suspirar y le sonrío, él me sonríe y de repente caigo que sigo en sujetador, y que él sigue sin mirarme a la cara. Como puedo cojo la camiseta y me la pongo por encima, le murmuro una disculpa, cojo mis cosas y salgo de ahí.
De repente siento como me coge del brazo y me da la vuelta, me sonríe, una sonrisa que me eriza la piel y de repente siento sus manos en mis hombros, empujándome hacia la puerta de entrada, bloqueándola con mi cuerpo y se me echa encima.
Siento sus labios sobre los míos y sus manos sobre todo mi cuerpo. Esto no podía estar pasando, Key me estaba besando… que leñe, como no le parase los pies terminaríamos haciéndolo sobre el suelo impoluto del cuarto de baño, alguno de los dos tendría que refrenarse pero… joder que me está mordiendo la oreja. ¿El jadeo ha sido mío o de él? Oh mierda o lo paro ya o creo que terminaré haciendo algo de lo que me arrepienta.
- Creo- le escuché decir, mientras me besaba el cuello- que deberíamos parar- mis manos le arañaban la espalda- o vente a mi casa y te invito a un café como agradecimiento.
Por suerte esquivamos a las putas locas y llegamos a su casa, que estaba vacía, puesto que el resto de sus compañeros de grupo estaban por ahí. Me senté en la cocina, mientras me mordía el labio viéndole preparar el café como si nada, como si hace media hora no hubiera estado a punto de acostarse conmigo en los baños públicos del centro comercial. ¿Café? Y una mierda, éste se iba a enterar de lo que es ser asaltado sin previo aviso… se iba a enterar de lo que es pasión de verdad.
Cuando estaba cogiendo el café de uno de los estantes más altos, le cogí de la cintura, dándole la vuelta, y le comí toda la boca, parecía que era un pulso de las dos lenguas a
ver quien era capaz de resistir más. Mis manos buscaron el final de su camiseta, levantándosela y sacándosela por la cabeza…
Cuando me desperté, toda dolorida y saciada, él estaba mirándome con una sonrisa satisfecha, y me dio un beso en la punta de la nariz, sonriéndome. Le devolví la sonrisa y le dije.
- ¿No ibas a hacerme un café?
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