martes, 15 de octubre de 2013

Key

Pues sí, uri Taesang2 no se ha podido resistir a escribir la versión de Key. Si es que desde que está de moreno y se pone quilos de eyeline, le han salido admiradoras como setas. ¡Aigoooo, mi ojito derecho...!



Estoy en el aeropuerto. Nos toca un fanmeeting, pero va a ser poca cosa, volvemos mañana. Como siempre, esto está lleno de fans sacándonos fotos. Qué cansinas, con las pocas ganitas que tengo de que me estén tomando fotos a estas horas. Pero entiendo que ellas son las que hacen que seamos lo que somos, así que siempre las saludo.

Oigo a alguien gritar algo como:

- ¡¡¡¡¡KibumoppásarangheYOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!!!

Miro, y veo a una de nuestras locas, con cara de ida, saludándome, y, a su lado, a una guiri mirándola enfadada. Gira la cabeza hacia donde estoy, y las saludo. Vaya cara de cabreo tiene. Resopla y se va, pasándole la maleta por encima de los pies a la fan, que empieza a saltar, quejándose. ¡Jajajaja, qué carácter! La sigo con la mirada hasta que desaparece en la zona de embarque. Qué gracia.

*****

Vaya viajecito. Las azafatas están empezando a perder la paciencia, con tanta fan intentando vernos, y los vecinos de asiento están hasta el moño. No se lo puedo negar, son unas pesadas. Menos mal que es poco tiempo de vuelo, o tendríamos motín a bordo… Qué cruz.

*****

Se acabó el fanmeeting, y por fin estamos en el hotel, cenando. En los conciertos acabamos agotados, pero esto es más fácil, así que hemos dado una vueltecita y ahora nos iremos a dormir, que mañana hay que volver.

Oigo a alguien gritar algo como:

- ¡¡¡¡¡KibumsamasukidaYOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!!!

Miro, y veo a una chica vestida de colegiala, y, a su lado, a una guiri mirándola enfadada. Gira la cabeza, y es la misma de esta mañana. Juas, la cara de asco ahora está elevada al cubo. Las saludo, y ella se va con expresión de fastidio a la mesa más alejada de donde estoy yo, sentándose de espaldas a la sala. Se me tuerce tanto el cuello al seguirla, que casi me caigo de la silla.

- Hyung, ¿qué estás mirando?

Mierda de niño, está atento a todo. Y eso que parece que vive en su mundo. A ver qué me invento ahora para que no sospeche.

- Nada, me ha parecido ver a alguien conocido.
- ¿La guiri? La vi esta mañana, es mona. A lo mejor me acerco y la invito a algo.

Jopucca, ya estamos. Las tías se tiran a sus pies, y justo tiene que fijarse en la que no debe. Tengo que ser más rápido. Llamo al camarero, y, en un aparte, le pido que le mande una copa de helado de tres pisos a la borde. Vigilo disimuladamente hasta que se lo llevan, y, cuando veo que me mira por indicación del camarero, saco mi mejor sonrisa y la saludo. Vaya, su sonrisa es como la que pone el niño cuando asegura que ha dormido en casa de sus padres. Y ahora aparta el helado, será macarra… Se va a enterar.

Me acerco a su mesa, y veo que se va a ir. Joder, me va a tocar correr. Llego justo a tiempo.

- ¿Le importa que me siente? - Evidentemente, era una pregunta retórica. No estoy dispuesto a que me diga que no. Me siento y adopto una pose elegante. Ella se tira en su silla como si su madre la obligara a ello. Algo en mi cara hace que se entrecierren sus ojos.
- He visto que no ha tocado el helado. ¿No le gusta? - Y ahora dime algo que me crea, anda.
- No es eso, es que si tomo helado por la noche, al día siguiente aparezco con la cara hinchada. - Mentirosa. Su sonrisa es peor que la anterior, pero, no sé por qué, me hace mucha gracia. Me impulsa a pincharla un poco más, y eso que claramente me está diciendo que desaparezca. ¿Habré tomado algo que me haya sentado mal?
- ¿Entonces preferiría tomar alcohol? Yo la invito. - A lo mejor borracha está más receptiva…
- Oh, lo siento, pero nunca bebo con desconocidos. - Ja, menuda trola. El parpadeo lo hace todo mucho más divertido, y no puedo evitar sonreír más aún. Me mira los labios y parece quedarse absorta, pero justo después, su expresión se vuelve más oscura. ¿Qué coño he hecho ahora?

Voy a atacar directamente, a ver por dónde sale.

- Entonces, ¿qué puedo hacer por usted? - Me separo de la silla y acerco mi brazo al suyo, quedando a muy poca distancia. Y consigo algo, vaya que sí. Se me asusta.
- Pues le agradecería que no se acercase más a mí, porque cada vez que coincidimos, alguien parece empeñado en dejarme sorda. - Se me está escapando. Mierda. - Muchas gracias de todas formas. Adiós.

No me conformo con dejarla ir sin más.

- Espero verla pronto. - Mis ganas. Ni se da la vuelta para mirarme por última vez.
- Yo espero que no. - Cabrona, tiene que decir la última palabra. Me da la risa, no lo puedo evitar.
La veo desaparecer del comedor, y miro a la mesa de al lado. Las chicas no me quitan ojo, así que las saludo con la mano, lo que las deja en shock. Ya que estoy aquí, me voy a comer el helado.

*****

Vuelta para Seúl. El aeropuerto está lleno de niñas gritonas. Siempre igual. Mientras voy saludando a diestro y siniestro, veo una figura conocida andando entre las nenas. Lleva las gafas de sol y va absorta en su móvil, así que no me ha visto. Ando un poco más deprisa, hasta llegar a su altura, y me cruzo en su camino. Chocamos, y ella se disculpa y levanta la mirada. Su cara de desagradable sorpresa no tiene precio.

La he cogido de un brazo al chocar, pero no la suelto. Ella mira mi mano como si fuese un bicho asqueroso, así que la retiro, riéndome. No parece que le haya gustado mucho.

- Parece que estamos destinados a encontrarnos. - Vale, con un poco de ayuda, eso sí.
- Yo creo que es más bien una maldición, y sí, empieza a ser preocupante. Si no le importa, tengo prisa. Adiós.

Qué bruja, se va sin darme tiempo a decir nada. Pero, si no me equivoco, va en mi mismo vuelo. No sabe lo que le espera…

*****

Utilizando mis artes de seducción, convenzo a una azafata para que me busque dónde está sentada la mala pécora. Me sitúo justo a su lado, viendo cómo juega con el móvil, ignorante de lo que le viene encima. Miro a su vecino de asiento, que a su vez me mira, y se adelanta un poco para llamar su atención. Ella le mira, él me mira, ella gira la cabeza, me hace una radiografía, lo que me pone un poco, no lo voy a negar, y acaba dándose cuenta de quién soy. Si fuese un inspector de hacienda, me habría mirado con más cariño.

- ¿En qué puedo ayudarle? - Esa sonrisa es aún peor que la falsa. Saca lo peor de mí. Me apoyo en el asiento de delante suyo, pongo el brazo en el reposacabezas y cruzo una pierna. Allá voy.
- Imaginaba que estaría por aquí, y he venido a intentar convencerla de que me deje invitarla a algo por lo de ayer. - A ver cómo sales de ésta, bonita. Los cotillas de alrededor la miran acusadores. Me lanza una mirada incendiaria, pero yo sonrío inocentemente.
- Hasta que no te diga que sí, no me vas a dejar tranquila, ¿me equivoco? - Bueno, parece que ya nos dejamos de amabilidades. Esto está mejor. Me río y asiento.
- Me temo que sí. Tengo que compensar de alguna forma los inconvenientes que te he causado hasta ahora. - Eso ha sido un golpe bajo, pero yo he quedado como dios. Los cotillas de alrededor me miran con aprobación. Ella parece más cabreada todavía.
- Muy bien, pásame tu tarjeta o tu número y ya te llamaré algún día. - Que te crees tú eso. No vas a escapar tan fácilmente.
- Me vas a perdonar la desconfianza, pero preferiría que fueses tú quien me diera tu número. Por si se te olvida, sabes… - Soy la imagen misma de la inocencia.

Me pasa su móvil, mirándome como si quisiera estrangularme con sus propias manos, y yo me hago una llamada perdida con él. Lo guardaré como “labrujadelviajecito”. Se lo devuelvo y poco menos que me lo arranca de las manos. Me da la risa.

- Ha sido un placer. Nos veremos pronto, lo prometo. - Y es cierto. Siento un hormigueo muy agradable en la boca del estómago cuando me peleo con ella, y quiero repetirlo. Pronto.
- Ajá. Adiós. - Ni me mira cuando me voy. Cómo me pone…

*****

Ahí está. Está mirando mal a unos chicos que pasan a su lado, que la observan con descaro. Me ve y sonríe. Me acerco y le doy un beso.

Esta noche celebramos nuestro primer aniversario, y vamos a ir a cenar a un japonés, y luego vamos a comer helado hasta que nos hartemos. Y lo de después, lo dejo a vuestra imaginación.

FIN


Taesang 2

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