martes, 18 de febrero de 2014

Que alguien me lo explique

Se acercó despacio a su mesa. Ella estaba absorta en su móvil, obviamente satisfecha de lo que estaba viendo, con una media sonrisa divertida. No le había visto llegar, así que habló para llamar su atención:
- ¿Te importa que me siente aquí? – le miró, con una expresión entre sorprendida e interrogativa. – He visto que estabas sola, y he pensado que a lo mejor querías conversación.
Ella dejó escapar un sonido de incredulidad divertida, e inmediatamente cambió su expresión a una irónica. La media sonrisa se había expandido a mitad de su cara, y estrechó los ojos mientras le miraba fijamente.
- Te lo agradezco mucho, pero estoy esperando a alguien. Quizá en otro momento – le miró de arriba abajo, apreciativamente, lo que le hizo sonreír, divertido. Se iba a acodar en la mesa para intentar seducirla con palabras, lo que se le daba estupendamente, cuando alguien apareció a su lado. Le echó un vistazo: joven, atlético, y tremendamente guapo. Llevaba dos vasos en la mano, y le estaba mirando realmente mal.
- ¿Todo bien, nuna? – No le quitó los ojos de encima mientras decía eso, lo que le hizo enarcar una ceja. La oyó aguantarse la risa, y vio una de sus manos posarse en el brazo del chico.
- Sí, Jongin, este chico ya se iba. Has sido muy amable, gracias. – Ahora le miraba con una sonrisa espectacular, que le dejó mareado. No le quedó más opción que irse.
Cuando se dirigía a su mesa, no pudo resistirse y miró hacia atrás. La pareja se había fundido en un abrazo… pero ella le estaba mirando a él. Intensamente. Mientras él seguía ahí, atrapado por su mirada, ella se mordió el labio inferior despacio y escondió parcialmente la cara en el cuello del chico. Pero su mirada siguió fija en él. “Qué zorra”, pensó. “Me pone…”.
*****
Fue casi todos los días durante dos semanas, pero no volvió a verla. Ya casi la había olvidado cuando, al entrar esa noche, la vio. Estaba mirando por la ventana, con un vaso entre sus manos. Lo levantó para beber y, al hacerlo, la espuma del café le manchó los labios. Cuando llegó a su lado, observó, fascinado, cómo ella sacaba la lengua y se limpiaba despacio la espuma. Una exclamación ahogada se atascó en su garganta, y tuvo que tragar saliva antes de hablar.
- Hola otra vez.
Ella levantó los ojos. Aún no había metido la lengua, lo que hizo con dolorosa lentitud.
- Hola. – Su voz era suave y cálida, no se había dado cuenta antes. Se sentó sin esperar permiso, y ella parpadeó, sorprendida.
– Hoy no creo que estés esperando a nadie, puesto que ya tienes tu bebida. – Señaló el vaso con la cabeza.
Mientras él hablaba, ella metió el dedo en el vaso y cogió un poco de espuma. Mirándole fijamente, se llevó el dedo a la boca y lo chupó, despacio. Estaba fascinado, con los ojos fijos en ese dedo húmedo saliendo de entre sus labios, y empezó a notar un agradable calorcillo en cierta parte de su cuerpo.
- No te lo vas a creer, pero hoy también espero a alguien. – Le pareció notar pesar en su voz, aunque sonreía. Acodó un brazo en la mesa, y puso la mano en su cuello. – Me temo que no va a poder ser. Una pena.
No se iba a dar por vencido. Nunca le habían dicho que no, y esta no iba a ser la primera vez.
- No me lo creo, y se me ocurren sitios mejores para seguir esta conversación. – Utilizó su voz más profunda y seductora al decirlo. La vio abrir más los ojos, fascinada. - ¿Qué te parece?
- Ya estoy aquí, nuna. ¿Nos vamos? – Un chico de su edad, guapo, atlético y chino, por su acento, había aparecido a su lado. Se inclinó y entrelazó sus dedos con los de ella, sin dejar de mirarle a él.
- Yixing…
Ahora sí que estaba flipando. ¿Qué pasaba con esta chica? La miró. Parecía ser incapaz de reaccionar. Se había quedado mirando al chico como si no supiera de qué la estaba hablando. Él tiró entonces de su mano, levantándola, y con una muy ligera reverencia de despedida hacia él, la arrastró a la salida.
Mientras él seguía mirándolos, estupefacto, ella se agarró del brazo del chico y aprovechó el movimiento para mirar hacia donde él estaba. Y sonreírle. “Pero qué zorra”, volvió a pensar. “Y cómo me pone…”.
*****
Aburrido, miraba hacia la pista de baile del club desde la barandilla del piso superior. Había salido del reservado en el que estaba con unos amigos, buscando aire fresco y entretenerse con algo más que con borrachos cantarines. Vio un grupo de chicos bastante grande, con la vista fija en alguien que estaba justo debajo de donde él estaba, y por lo tanto, fuera de su vista. De repente, el grupo se abrió y vio salir de entre ellos a una chica, extranjera a todas luces, vestida con unos pantalones ajustados de cuero negro y un top de tirantes de lentejuelas negro. Silbó para sí: nunca había visto a nadie que llevara esos pantalones tan bien como ella. Llenaba todos los sitios adecuados.
La vio subir la escalera de espaldas a él, sin poder dejar de mirar el espectáculo que se le presentaba. El siguiente tramo de escaleras lo haría de cara a donde él estaba, por lo que se acercó al final, para ver qué rostro correspondía a ese culo glorioso. Y se quedó pasmado: era la chica de la cafetería, la que tantos sueños húmedos le había provocado esos últimos días. Había fantaseado con encontrársela otra vez y llevarla a algún sitio oscuro, y hacer multitud de cosas con esa boca suya… La vio pasar, camino del baño, sin poder reaccionar. Luego cayó en la cuenta de que ahora estaba a su alcance, y sonrió.
Cuando salió del baño, estaba esperándola. Mirándola fijamente, la cogió de la mano con suavidad, y la condujo a un lugar más tranquilo y con menos luz. La apoyó contra la pared y acercó su cuerpo hasta que pudo notar su calor a través de la ropa. Fijó la vista en sus labios mientras hablaba.
- ¿También me vas a decir hoy que esperas a alguien? – susurró, acercando sus labios al oído de ella. Oyó su risa ronca, sensual.
- Hoy no es uno, son doce. – Volvió a reírse, seductora. - ¿Querías decirme algo? – Seguía riéndose, pero él se encargaría de producirle otras emociones.
- No, hoy no tengo ganas de hablar. – Y, sin más preámbulo, la besó, pegando su cuerpo al de ella. Notó como suspiraba, antes de responder al beso, inclinando la cabeza para un mejor ángulo, y presionando sus caderas contra las de él. Sus brazos se enroscaron en su cuello, y una mano subió por su nuca, introduciendo los dedos en su pelo y cerrándose en un puño. Él rodeó su cintura con los brazos, haciendo desaparecer el espacio entre los dos. Sus labios se abrieron, y su lengua lamió los labios de ella, invitándola a abrirlos. Lo hizo, y la sensación se volvió mareante. No sabía cómo acabaría esto, pero por ahora lo estaba disfrutando mucho…
*****
Y ahora que alguien me explique qué he hecho bien para que este pedazo de tío bueno me esté metiendo la lengua en la boca, porque yo no tengo ni idea…
La primera vez que le vi, estaba esperando a que Jongin trajese las bebidas en la cafetería. Acababa de volver después de mucho tiempo en mi país, y había intentado quedar con todos los chicos, pero empezaron a llorarme con que si venían todos no tendría tiempo para hablar con ellos, y decidimos quedar una tarde con cada uno. Miraba una foto del culo de Junho que me había mandado una de estas petardas por Line, y estaba haciendo surcos con los colmillos, literalmente, cuando el tío bueno se me sentó delante, con una sonrisa felina, y me preguntó si quería conversación.
¿Conversación? Se me estaba haciendo la boca agua mirándole, y él quería hablar… Qué desperdicio. Recordé que Jongin estaba a punto de volver, y que los hombres coreanos tienen un hiperdesarrollado instinto protector hacia las mujeres, y, con pena, le tuve que decir que no. Justo llegó el niño en ese momento, y el tío bueno tuvo que ahuecar. Al irse, no lo pude evitar y me le quedé mirando el culo: qué buen culo, por cierto… Y va y se da la vuelta, y me pilla. Me dio tanta vergüenza que me escondí un poco detrás de Jongin, que estaba en plan pegajoso, dándome un abrazo. Lástima no haber estado sola…
Hmmm, ahora esa lengua está recorriendo mi cuello y se me está empezando a desenchufar la neurona… Voy a meter la mano por la camisa, a ver qué tal…
La segunda vez, estaba tomándome un café de esos asquerosos, con mucha espuma, mientras miraba por la ventana a un perrito en la calle. Se me había olvidado traer servilletas, y noté que se me había quedado un bigote de espuma en el labio, así que me lo estaba quitando con la lengua cuando le oí hablar. JO-DER. Me quedé tan flipada que le miré aún con la lengua fuera. No me debí de limpiar bien, porque no apartaba los ojos de mis labios.
Me puse tan nerviosa, que, sin querer, metí el dedo en el vaso. Y, sin pensarlo, me lo llevé a la boca, para limpiarlo… y luego me di cuenta de cómo quedaba eso. “Va a pensar que soy una cerda”, pensé, y le miré mientras sacaba despacio el dedo de la boca. Seguía con la vista fija en mis labios, y le vi tragar despacio. Volví a explicarle, riendo para quitarle tensión al ambiente, que esperaba a alguien, esta vez a Yixing, pero no me creyó. Empezó a hablarme con una voz baja y seductora, y se me fue la cabeza. Y en estas, Yixing apareció. No le gustó nada el tipo, y me sacó a rastras de la mano, pero me dio tiempo a dar la vuelta la cabeza y mirarle por última vez. Uf, qué bueno que está, incluso con la boca abierta y cara de babo…
Diossssssssss, esa mano está en zona peligrosa y empiezo a querer quitarle la ropa a bocaos…
Y hoy, estos pesados me convencieron de ir al club con ellos y unas amigas. No me había traído nada de ropa de fiesta, así que, entre las chicas, buscaron algo que me pudiese servir. Sólo pude entrar en unos pantalones de cuero y un top de lentejuelas. Cuando salí, avergonzada, a decirles a los chicos que no podía ir así, no fueron capaces de hablar. Se quedaron mirándome de arriba abajo, con cara de susto, y al final fue Baek, haciendo unos ruidos muy raros con la garganta, el que me dijo que estaba bien con eso, y que pasara delante para ir saliendo. No me convencieron mucho, porque siguieron haciendo ruidos raros a mi espalda, pero ya no tenía remedio.
Y ahora salgo del baño y el tío bueno me ataca. ¿Qué les pasa a estos coreanos? OH. DIOS. MÍO. VOY A MORIR…

Fin.

Taesang2

1 comentario:

  1. Ayyy me encantó, siempre checo su pagina por que me gusta como escriben!

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