miércoles, 9 de octubre de 2013

Kibum

Jajajaja, Taesang 2 está en racha. ¿Será que el comeback la inspira?.... Yo creo que el verlos de cuerpo presente, y que encima hablaran con ella, ha trastornado el tercio de neurona que tiene. Aigoooo, el día que los vea cantar en directo...



Estoy en el aeropuerto. Esto de que la empresa te obligue a ir a conferencias de un día donde Cristo perdió la alpargata es un coñazo. El madrugón ha sido de órdago, y mañana toca volver. Ya me podían dejar un par de días para ver un poco de Tokio, que no lo conozco…

Esto está lleno de nenas con cámaras, qué raro. Paso al lado de una de ellas, con un objetivo que ya quisieran para sí muchos fotógrafos de la National Geographic, y en ese momento grita algo como:

- ¡¡¡¡¡KibumoppásarangheYOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!!!

¡Mecagüenlap…! ¡Me ha dejado sorda, la muy loca! Miro hacia donde está saludando con cara de ida, y veo a un individuo con unas gafas de sol más grandes que su cara, vestido con ropa que no llevaría ni un guiri en Palma, saludando hacia nosotras. Inspiro con cara de cabreo, y me largo hacia la puerta de embarque, asegurándome de pasarle la maleta por encima de los pies a la tarada. La oigo quejarse. Espero que le duren las marcas dos meses.

Creo que el pintas se ha quedado con mi cara. Que le den.

*****

Vaya viajecito. Mi asiento estaba cerca de la zona de business, y ha sido un trajín de nenas pasando a mi lado, intentando asomarse. No sé para qué pedí pasillo, me he llevado más empujones que en el metro. Las azafatas no daban abasto para controlarlas. Me llegan a dejar a mí, y más de una se va a su asiento calentita… Qué cruz.

*****

Me voy a cenar. La conferencia ha sido más larga que un día sin pan, y aburrida como un concierto de música new age. Menos mal que era en el mismo hotel en el que me hospedaba, y me ha dado tiempo a descansar un poco y ducharme antes de bajar a cenar.

Entro en el comedor del hotel. Paso al lado de una chica vestida de colegiala, y en ese momento grita algo como:

- ¡¡¡¡¡KibumsamasukidaYOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!!!

No me jodas, ¿otra vez? Efectivamente, ahí está el tipejo de antes, vestido igual, pero ahora más maquillado que una puerta, sentado en una mesa, saludando hacia nosotras. Vuelvo a poner cara de asco y me voy hacia la mesa más lejana de donde está él. Creo que me ha reconocido. Que le den.

Me siento de espaldas a todo el salón. Mientras estoy cenando, oigo a las de la mesa de al lado hablar de los de la mesa del idiota, emocionadísimas. Son de un grupo coreano, por lo visto, y están más buenos que el pan, según ellas. A mí se me están atravesando por momentos.

Llega un camarero con una copa de helado de tres pisos, que evidentemente yo no he pedido, y me dice:

- Es de parte del señor de esa mesa - y me señala con la cabeza a un punto del salón.

Miro, y veo al pelmazo sonriéndome. Me saluda con la cabeza. Yo pongo una sonrisa más falsa que Judas, y correspondo al saludo. Aparto el helado. Se lo va a comer su madre. Oigo a las de la mesa de al lado:

- ¡No mires, no mires, que viene hacia aquí!

Horror. Me largo, no sea que una horda de colegialas con exceso de hormonas me arrolle al atacarle. Me levanto, pero ya es tarde: está justo a mi lado, sonriéndome.

- ¿Le importa que me siente? - y se sienta sin esperar mi respuesta. Se apoya contra el respaldo de la silla, pasando un brazo por detrás, y cruza las piernas. Suspiro. A ver cómo me lo quito de encima. Me siento también, con desgana. Me está mirando con una sonrisa levemente torcida, lo que me está poniendo de peor mala leche.

- He visto que no ha tocado el helado. ¿No le gusta?
- No es eso, es que si tomo helado por la noche, al día siguiente aparezco con la cara hinchada. - Toma mentira. Vuelvo a sacar la sonrisa falsa.
- ¿Entonces preferiría tomar alcohol? Yo la invito.
- Oh, lo siento, pero nunca bebo con desconocidos. - Otra mentira. A la sonrisa falsa le uno un parpadeo inocente. Pero no funciona, él parece estar pasándoselo genial. Sonríe aún más, y debe de funcionarle estupendamente con las tías, porque noto un ligero cosquilleo en la boca del estómago. Eso me cabrea todavía más.
- Entonces, ¿qué puedo hacer por usted? - se aparta de la silla, acodándose en la mesa y acercando su brazo al mío.

Mecagüentó, este tío me está poniendo de los nervios. Me largo pero ya.

- Pues le agradecería que no se acercase más a mí, porque cada vez que coincidimos, alguien parece empeñado en dejarme sorda. - Me levanto. - Muchas gracias de todas formas. Adiós.
- Espero verla pronto - dice el salao, cuando ya me estoy yendo.
- Yo espero que no - contesto a mis espaldas.

Y el muy desgraciado tiene el descaro de reírse…

*****

Vuelta para Seúl. Sopotocientas niñas gritonas en el aeropuerto. No puede ser. Me planto las gafas de sol, y saco los auriculares del bolso. Los muy jopuccas están más liados que la pata de un romano. Como voy buscando una canción en la que Amy Lee grite como una posesa, no estoy atenta y choco con alguien. Me disculpo y levanto la vista. Es él. Mierda.

Al chocar, me ha sujetado del brazo, pero ahora no me lo suelta. Miro con intención. Se ríe y deja caer la mano. Otra vez las cosquillitas, qué rabia.

- Parece que estamos destinados a encontrarnos. - La sonrisa torcida le favorece mucho. Empiezo a pensar que se me está yendo la pinza, porque me gusta.
- Yo creo que es más bien una maldición, y sí, empieza a ser preocupante. Si no le importa, tengo prisa. Adiós.

Me voy corriendo sin esperar a que responda. Espero que el vuelo de vuelta sea más tranquilo, aunque empiezo a sospechar que no…

*****

Cómo mola el “Cut the rope”. Estoy con los auriculares, escuchando música a todo trapo, e intentando pasar un nivel muy jodido, cuando, por el rabillo del ojo, veo que mi vecino de asiento me mira fijamente. Le miro, y él mira entonces hacia el pasillo. Giro la cabeza, y veo unos pantalones cortos, seguidos de unas medias de futbolista y los zapatos de plataforma más espantosos que he visto en mi vida. Levanto la vista. Es él. Joooooooooooderrrrrrrrrr…

Me quito los auriculares.

- ¿En qué puedo ayudarle? - Con tanto público, tengo que utilizar la sonrisa cortés, aunque más bien tengo ganas de estrangularle con mis propias manos. Se apoya contra el asiento delantero, poniendo el codo en el reposacabezas, y cruza una pierna. Será chulo…
- Imaginaba que estaría por aquí, y he venido a intentar convencerla de que me deje invitarla a algo por lo de ayer. - Eso ha sonado fatal, y lo noto en las miradas de los cotillas de alrededor. Le lanzo una mirada incendiaria, pero sólo consigo que sonría inocentemente. Lo mato.
- Hasta que no te diga que sí, no me vas a dejar tranquila, ¿me equivoco? - A la mierda las buenas formas. A partir de ahora, voy a ir a saco. Pero él se ríe y asiente.
- Me temo que sí. Tengo que compensar de alguna forma los inconvenientes que te he causado hasta ahora. - Qué bonito, ahora ha quedado como un rey. Lo noto en las miradas de los cotillas de alrededor. Estoy empezando a cabrearme mucho.
- Muy bien, pásame tu tarjeta o tu número y ya te llamaré algún día. - Y si es posible, desaparece de una vez, joder…
- Me vas a perdonar la desconfianza, pero preferiría que fueses tú quien me diera tu número - pone un gesto de disculpa y se encoge de hombros. - Por si se te olvida, sabes…

Será cabrón. Ni me esfuerzo en mentir. Como aún no hemos despegado, le paso mi móvil, y él se hace una llamada perdida. Lo guardaré como “eljopuccadelviajecito”. Cojo el móvil que me devuelve con malos modos. Vuelve a reírse. Cosquillitas. No pienso mirarle más, hala.

- Ha sido un placer. Nos veremos pronto, lo prometo. - A mí eso me ha sonado a amenaza, pero la imbécil de detrás está suspirando como si se fuera a morir. Noto cómo se me dan la vuelta los ojos en las órbitas.
- Ajá. Adiós. - No miro cuando se va. Ha sido el peor día de mi vida.

*****

Ahí viene. Aunque está tapado hasta las cejas, para que no le reconozcan, podría distinguirle entre un montón de gente, sólamente por cómo se mueve. Se acerca y me da un beso.

Esta noche celebramos nuestro primer aniversario, y vamos a ir a cenar a un japonés, y luego vamos a comer helado hasta que nos hartemos. Lo de después no os lo voy a explicar, so listos.

FIN



Taesang 2

1 comentario:

  1. Me encanta esta forma de redactar, joer!! Es taaaan divertido leerte.

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