viernes, 17 de mayo de 2013

Los hay de sabores en la mesita


De hoy no pasa que le diga algo a la torda. No puede ser que cada vez que entro en el ascensor con ella, yo me ponga palote y ella ni me mire.
Con lo bueno que yo estoy. Vale que al lado del perro casi no se me vea, pero de ahí a ignorarme... ¿De verdad no me ve? Que sí, que son muchos centímetros de diferencia entre los dos (me duele el cuello cuando la miro a la cara), y he de admitir que lo que me queda a la altura no me disgusta en absoluto (buena delantera, para qué voy a decir que no), y aunque ella no es realmente mi tipo, me jode un huevo que ni siquiera me mire dos veces. Le hace más caso al perro que a mí...
Ea, ya estoy preparado. En cinco minutos tengo que estar en el ascensor, o no llegaré a encontrármela. Voy por la basura, para disimular.
- Hyung, ¿te vas?
Vaya por dios, me ha pillado el niño. A ver ahora cómo me libro de él, con lo cabroncete que es.
- Voy a bajar la basura, no tardo nada.
- Hyung, te has puesto colonia, ¿es la que te pones cuando vas a una cita?
No sé si es que es tonto o es demasiado listo...
- No, es que puedo salir a la calle sin colonia, niño, son manías...
- Hyung, ¿vas a salir a la calle? ¿Dónde vas a estas horas, si nunca quieres salir de noche?
- Ya te lo he dicho, a sacar la basura. ¿Hoy toca interrogatorio? - Joderrrr, qué plasta...
- Hyung, ¿puedo ir contigo? Así voy a la convenience store a por leche de plátano, que se me ha acabado.
Le voy a dar un guantazo que le va a estar dando vueltas la cabeza hasta Navidad.
- Mañana vamos, lo prometo, pero hoy no. Si quieres, te traigo un helado, ¿vale?
- Vale, que sea de plátano. Hyung ¿y por qué te has puesto la camisa transparente negra del comeback para ir a tirar la basura?
Dios mío, dame paciencia, porque como me des fuerza...
- ¿Por qué no te vas a tocar las narices a otro, anda, y me dejas bajar la basura DE UNA PUTA VEZ?
- Hyung, yo me encargo. Nene, ven, que tengo vídeos nuevos de esos que ves a solas ¡Tú, -apuntando con el dedo al que está sentado en el sofá- deja de jugar al Fifa y vete con este! Yastá, hyung, ya te puedes ir. Si necesitas condones, los tengo de sabores en el segundo cajón de mi mesita de noche.
Estaba pensando que al menos había alguien con un poco de cerebro en este dormitorio, pero acabo de arrepentirme. Mierda de compañeros, no se salva ni uno. Al menos hyung está callado mirando las musarañas, para variar. Me voy antes de que abra la boca.
Mierda, mierda, mierda, voy a llegar tarde. Le estoy dando al botón, pero esto no funciona. Voy a tener que bajar por las escaleras a toda leche, y se me va a estropear el peinado. Además, me he puesto la chaqueta por encima, en plan chulo, y se me fastidia la pose. El día menos pensado, agarro al cabroncete y lo dejo hecho migas...
Ya está aquí... Enseño dientes, saco pecho, doblo el brazo para que se vea mi peaso de bíceps... ¿Por qué se cierra, si no he entrado? ¡Eh, para! ¡¡¡JODER, QUE SE ME HA CERRADO EN LA NAPIA, Y ME LA ACABAN DE HACER NUEVAAAAAAAAAAAA!!! ¡¡¡QUÉ DOLOOOORRRR!!!
Por mis santas narices (que me duelen un huevo) que esta tía no se me escapa. No voy a ir enseñando los pezones sin sentido, no señor. Escalera.
Ya estoy abajo. Casi pierdo la puta chaqueta, un zapato, el delantal que me cosió la coordinuna (más maja), pero he llegado antes que el ascensor. No puedo respirar, pero eso no es problema: apoyo brazo en la pared y enseño pecho, que esta camisa es matadora. Si con esto no me dice algo, me tiro al río Han.
Estooooooooo... Me ha dicho si quería que llamase a alguien para que me ayudase a llegar a casa...
- ¡Hyung, hyung! ¡¡¡¡¡Que te has dejado la basura!!!!! Mira, un perrito.
Lo mato.
*****
Segunda intentona: hacerme el encontradizo con ella cuando baje, como si yo volviera de hacer deporte. Seguro que con esto, triunfo.
La verdad es que no sé por qué me empeño tanto en atraer su atención. No lo paso bien en nuestros encuentros: el mostrenco de perro que tiene me arrincona, y se me queda mirando fijo, gruñendo bajito. Y mira que a mí me gustan los perros, pero está claro que yo no le gusto nada a ese chucho. A lo mejor es que se huele algo (¿será la colonia?), y no quiere que me acerque a su dueña. Y entonces es cuando ella empieza a hablarle en su idioma con ese tono tan dulce, y a mí me dan unos sudores tremendos...
Me he puesto el chandalito apretao, y le he pedido prestados al hincha futbolero los calzoncillos especiales que le hizo la coordijalmoni. Me voy.
¡El ascensor está bajando! Me voy a echar agua encima, como si estuviera sudado, y de paso se me transparenta la camiseta. Mírala, mírala, ahí viene, ahí viene, me pongo a estirar, pierna pa arriba, ya llega, ya llega... ¿ya se ha ido? Megagüentó, que el perro casi me atropella y ¡ni una mísera mirada! ¿Y ahora qué hago? Vale, voy a hacer como si me fuera ahora a correr, paso por su lado, le digo annyong, hola, sonrisa y guiño y la adelanto, para que me vea el culo.
- ¡Hyung! ¿Dónde vas?
NO ME JODAS, OTRA VEZ NO...
- ¿Qué haces aquí? ¿Tú no estabas con tu novia?
- ¡Hyung! ¿Te echas la misma colonia para correr que para bajar la basura?
Esto empieza a parecerse al día de la marmota...
- ¿Por qué te has tirado el agua encima, hyung?
- Ehhhh, se me ha caído al beber... Pero bueno, ¿te quieres largar de una vez?
- ¡Hyung! ¡Jajajaja, se te marca el paquete! ¿Te han cosido a ti también los calcetines al calzoncillo? A mí no me deja la coordinona estilista...
No se me ocurren suficientes maneras de hacerle sufrir un dolor insoportable...
- Mira, hyung, un perrito. ¡Aniagseo, perrito! Dame la patita, dame la otra patita, sit down, acostado, tráeme el periódico, baila Sherlock... Ainsss, ¡qué perrito más mono! ¡Recórcholis!, si va acompañado de una guiri. ¡Aniagseo, guiri! Jo, una vez en un concierto llevé de la mano a una guiri tan alta como tú, más mona... iba con dos ajumas abanicándose de guardaespaldas.... ¿Te he visto antes? Creo que sí, sobre todo cuando sale mi hyung. ¿En qué piso vives? Nosotros somos cinco, ¿quieres venir al dormitorio a conocer al resto? O mejor, ¿nos enseñas el tuyo? Otro de mis hyungs tiene un perrito, y le podemos llevar para que juegue con el tuyo. ¿Tienes leche de plátano? ¿Y pollo? No hay problema, llamo a casa y ellos lo piden. Hyung, cuando termines de correr, pásate por su piso, que estaremos todos allí. No sé si llegarás a la comida.
No me lo puedo creer, está hablando con mi torda... Y ella le sonríe encantada, y el puto perro LE ESTÁ HACIENDO CASO... ¿La acaba de invitar a casa? ¿Se acaba de autoinvitar a su casa? ¿Y me ha dejado fuera? Me quiero morir...
*****
Mi vida es una mierda. El asco de compañeros que tengo se han ido al piso de la torda, tan contentos, e incluso me han dicho que me iban a guardar las sobras del pollo, sonriendo como cabrones. Es para valorar, la verdad. ¿Qué habré hecho mal en otra vida para merecerme ésto?
Voy a aprovechar que estoy solo y deprimido para componer una de esas baladas vomitivas que me hacen cantar siempre con voz de nenita. ¿O me pongo a hacer pesas delante del espejo? Eso me sube mucho el ánimo, porque estoy muy bueno...
Suena el timbre. Pues no me voy a poner la camiseta, porque seguro que es alguno de estos que viene a por alguna tontería...
- A ver qué coño queré...
- Hola, ¿puedo pasar?
Joer, es ella. Y yo sin camiseta, con unos pantalones guarros y sin maquillar. Cagontó...
- Claro, pasa.
Qué nervios, me sudan las manos. Voy a mirarme en el espejo de la entrada... Dios mío, qué pintas de macarra llevo, estoy horrible..
- ¿Te están molestando los chicos? Si quieres subo y me los traigo de vuelta a todos...
- No, se lo están pasando genial. A uno le he dejado mi joyero, a otro mi camiseta de la selección, a otro le he dado una bolsa de chuches de perro y está enseñando a hacer la croqueta a Brutus, y al niño guapo le he dejado comiéndose todos los helados del congelador... Y hay pollo. Vengo a traerte algo antes de que desaparezca.
Qué tía, eso es psicología y no lo que dan en la universidad. Cojo el tupper que me alarga.
- Bueno, venía a otra cosa también...
Y sin decir más, me engancha del cuello y me arrea un muerdo. Tardo un momento en reaccionar, pero ahora ya no me despegan de ella ni con agua caliente.


Epílogo
Ha caído como un pichón. Le tenía el ojo echado hace tiempo ya, pero no había forma. Coincidir con él en el ascensor fue un trabajo de chinos. Como no me hacía caso, enseñé a Brutus a que le arrinconase y le gruñera, y mientras él pensaba que yo estaba tranquilizando al perro en español, yo estaba diciendo: Ay, enanito, como te pille, después no te va a reconocer ni tu madre... Estás más rico que un queso, lo que te haría yo... E ignorarle fue el golpe definitivo.
El día que casi se muere bajando por las escaleras, a punto estuve de ofrecerme a llevarle a mi piso, pero apareció el niño ese tan guapo y tan gracioso y me jodió el plan. Y cuando estaba esperando a que yo saliera para hacer el paripé de que venía de hacer deporte, yo me estaba partiendo la caja, viendo cómo se echaba el agua por encima... Más mono... Pensé en invitarle a darse una ducha conmigo, pero vi venir al niño guapo y se me volvió a fastidiar el plan.
Menos mal que tiene unos compañeros que no se los merece. Cuando vinieron a mi piso, todos hablaban de lo bueno, lo guapo y lo simpático que era, y de que estaba coladito por mí. Que aprovechase que ahora estaba solo en el piso, que ellos cuidaban de Brutus y se traían a su perrito para que jugase con él. Y que había condones de sabores en el segundo cajón de la mesita de uno de ellos. Y no me pareció mala idea...

3 comentarios:

  1. Ja,ja,ja lo que me reído!! el niño guapito las mata callando!siempre por en medio!!

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  2. Me ha encantado!! Me he reído mucho! jaja

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  3. me encantan sus fan-fics!!!

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